¿Alguna vez te has hecho la pregunta: cuál fue el mayor deseo que tuvo San Jorge Preca? Como todo ser humano, el Padre George, porque así quería que lo llamáramos, tenía sus deseos. De sus escritos se desprende que uno de sus mayores anhelos era llegar a ser como nuestro Maestro Jesucristo. Y este deseo no era sólo para él mismo, sino que quería que cada persona trabajara para lograr este objetivo.
En las Escrituras encontramos: «Pensad como pensó Cristo Jesús» (Fil 2,5). El Padre Jorge nos hubiera dicho: “Tomad sobre vosotros el espíritu de Cristo porque el espíritu de Cristo incluye toda virtud, toda buena fuerza. Así como el alfarero saca la forma que quiere del barro, debemos permitir que Dios continúe obrando en nosotros para sacar de nosotros la imagen de Jesucristo. Así comenzamos a cambiar de tal manera que nuestros pensamientos, decisiones, sentimientos, sueños y deseos, se vuelven cada vez más acordes con los de Jesucristo. Todo ser humano está invitado a iniciar este proceso de transformación, que de un hombre natural comienza a tomar la forma de Jesús para llegar a ser el nuevo hombre, el hombre espiritual.
Por eso, el Padre Jorge nos sugiere mantener siempre la mirada en Cristo Jesús e imitarlo. Míralo y guarda silencio, deja que te hable y haz según lo que veas y oigas de él.
Deja de endurecer tu corazón para poder imitarlo en todo. Inculca en ti el deseo de que tu corazón sea como el de Jesús y deja que él con toda paciencia te cambie poco a poco para que logres a ser como él.
El Padre Jorge nos proponía a menudo hacer el ejercicio de San Vicente de Paúl. En este ejercicio uno se pregunta: Si Cristo estuviera en mi lugar, ¿qué pensaría, o qué diría, o qué haría? De esa manera tus decisiones y acciones siempre estarán iluminadas por lo que él nos aseguró que es el único camino que lleva al Padre.
Sin duda, una de las mejores maneras de llegar a ser como Jesús es la enseñanza correcta, que es la fuente de todo bien. El objetivo principal de la sociedad que fundó, la Sociedad de la Doctrina Cristiana, es precisamente este: que sus miembros se conviertan en santos y que ellos mismos enseñen para que otros también puedan convertirse en santos a través de la enseñanza. El deseo de santidad es el deseo de llegar a ser como Jesús, el mismo deseo que tenía el Padre Jorge; ¡Maestro, Ojalá que el mundo entero sigue las enseñanzas de Jesús!
Pidamos a Dios, a través de San Jorge Preca, que nos dé la gracia de seguir cambiando en Jesucristo para que también nosotros con San Pablo podamos decir: «Vivo, pero no yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20).