¿Quién podría haberles dicho a Vincenz y Natalina Preca en qué se convertiría algún día su hijo recién nacido?
¿Quién podría haber predicho a sus hermanos las grandes obras que el Señor Dios realizaría a través de su hermano George?
¿Quién podría imaginar cuántos niños, jóvenes y adultos se enriquecerían con su espiritualidad?
¿Quién podría haber dicho a los malteses de su tiempo que, a las once y cuarto de la mañana del 12 de febrero de 1880, nació un bebé cuyos primeros llantos no fueron más que un débil eco de las poderosas palabras que un día proclamaría al difundir la Palabra de Dios?
Dios tenía un plan maravilloso para este niño. Quería que él fuera santificado para que él, a su vez, pudiera santificar a otros. Dios eligió a este bebé para que fuera el fundador de una sociedad que saciaría la sed de la Palabra de Dios. ¡Cuán maravillosos son los caminos del Señor!
¿Quién podría haber contado las innumerables almas que vendrían a escuchar la Palabra de Dios y buscar el consejo de este niño?
Nosotros también somos verdaderamente bendecidos por este bebé y la sociedad que fundó para difundir el Evangelio e inspirar amor por Dios. Que nuestros corazones se llenen de gratitud por todo lo que hemos recibido a través de este niño… San Jorge Preca.