Si supieras que un ladrón viene a entrar a tu casa, ¿no harías todo lo posible para prepararte para que no pueda atravesar las paredes de tu casa? (Mt. 24:42) ¡Absolutamente! San Jorge Preca reiteró a menudo que el pecado es el mayor enemigo de la humanidad, sobre todo porque nos separa de nuestro mayor benefactor, que es Dios.
La magnitud y el daño del pecado son profundamente evidentes en el hecho de que el Hijo de Dios se hizo humano y soportó una pasión y una muerte cruel para salvarnos del dominio del pecado. Es sabio contemplar las consecuencias del pecado para comprender mejor la necesidad de evitarlo y recordar la inmensa bondad que proviene de la gracia de Dios.
Miremos a la Virgen Madre y recordemos su inmaculada concepción. Le pedimos que nos ayude a mantenernos alejados del pecado, nuestro mayor enemigo, y siguiendo su ejemplo, le pedimos a Dios que nos llene de su gracia.
Bendita sea la Virgen María.
Bendita sea su Inmaculada Concepción.
Bendita su Maternidad.
Bendita su Asunción al cielo.
Bendita su Virginidad.
Bendita su humildad.
Bendita la caridad de su corazón.