La fiesta del Bautismo de Jesús nos invita a reflexionar sobre nuestro propio Bautismo. Con un corazón humilde, Jesús se une a la gente de su tiempo al recibir el Bautismo de Juan el Bautista. Esto marca la tercera Epifanía, donde Dios se revela a través de Jesús. La voz de Dios declara: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”. Es verdaderamente inspirador presenciar a Jesús como Dios, encontrando deleite en estar cerca de su pueblo. A través de Jesús, Dios Padre nos invita a una relación única e íntima con Él.
Tome este momento para reflexionar sobre su conexión con Dios. ¿Siente su amor en su vida? ¿Puede ver su rostro en los rostros de los demás? ¿Está abierto a escuchar su voz? Una forma significativa de recordar nuestro vínculo con Dios es recordando la fecha de nuestro Bautismo, el día en que nacimos en el Espíritu y en la Iglesia Católica. El Papa Francisco nos anima a celebrar este día importante, cuando nos convertimos en hijos de Dios. El Bautismo de Jesús nos recuerda que Dios no está distante sino cerca, caminando con nosotros en nuestro camino hacia el Padre.