Que recuerde Satanás que debe su existencia a Dios Creador,
y que nadie puede ser igual al Altísimo.
Ningún poder puede disminuir la gloria de Jesucristo,
hijo del Todopoderoso y de la Virgen María.
Fue una culpa verdaderamente feliz, provocada por la malicia de Satanás y hecha por los primeros padres de los seres humanos,
la que hizo al mismo Hijo de Dios hermano de todos.
Satanás no puede lograr la paz y el descanso de ninguna manera a través de cualquier esfuerzo,
ni aun destruyendo a los mismos siervos de Dios.
Las angustias del alma y el sufrimiento del cuerpo, provocados en los hombres por el odio de Satanás,
son la causa de una corona de gloria mayor.
Quien dijo: “¡No sirvo!”, por su malicia y desorden,
hace que se cumplan los juicios incomprensibles de Dios.
Alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos, solo a Dios,
quien acoge a los humildes y rechaza a los soberbios.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
La oración La Voz de San Miguel escrita por San Jorge Preca en maltés: