Señor Dios, tú estás conmigo y yo estoy contigo. Tu apóstol San Pablo nos enseñó: Vivimos en ti, movemos en ti, estamos en ti como un pez en el agua. Recuérdanos esta verdad a menudo.
Señor Dios, danos tu gracia, para que podamos cumplir tus mandamientos en todo tiempo, porque sin ella somos incapaces de hacerlo.
Señor Dios, estamos en deuda contigo por las bendiciones que nos has otorgado; Nuestro agradecimiento es para ti, perdónanos, verdadero Padre de toda la humanidad.
Señor Dios, concédenos la competencia de venerar a María Santísima para que, con su influencia, ella intercede por nosotros ante ti y viene a rescatarnos de nuestros enemigos físicos y espirituales.
Señor Dios, suplico tu misericordia para que me protejas de todos los peligros, de lo contrario todo está perdido.