Dios Espíritu Santo, que procedes de Dios Padre y de Dios Hijo,
ven y quédate en nosotros porque te necesitamos en todo; sin ti no podemos realizar ninguna obra buena.
Ven y quédate en nosotros, ilumínanos ante los engaños del diablo,
del mundo y de nuestro cuerpo; danos la capacidad de santificarnos,
de sobrellevar lo que nos desagrada y de negar a nuestro corazón el anhelo de toda vana satisfacción.
Ven y quédate en nosotros para consolarnos en cada aflicción.
Solo por medio de ti podemos lograr vivir una vida santa, alejada del pecado e ingresar,
después de nuestra muerte, a la vida eterna donde te alabaremos con el Padre y el Hijo.