Dios vivo y verdadero
Vengan y adoremos
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten piedad de nosotros.
Sólo a Dios honor y gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
El Hijo eterno del Padre se encarnó de María Virgen por obra del Espíritu Santo y fue llamado Jesús.
La Cena del Señor
Nuestro Señor Jesucristo, el día antes de su muerte, reunido con los doce, tomó pan en sus santas y venerables manos, y después de levantar sus ojos hacia su Padre omnipotente, le dio gracias, lo bendijo, partió el pan y lo dio a sus discípulos diciendo: “Tomen y coman, porque este es mi cuerpo; hagan esto en conmemoración mía”. De la misma manera tomó en sus santas y venerables manos el cáliz con vino mezclado con agua, como antes dio gracias a Dios, lo bendijo y dio a sus discípulos diciendo: “Tomen y beban todos de él porque este es el cáliz de mi sangre, que se derrama para el perdón de los pecados; hagan esto en conmemoración mía”.
Bendito sea Jesucristo, Y bendita sea la Virgen María. (x10)
Nuestro Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre.
Y nuestra Señora María, concebida sin pecado original, aplastó la cabeza del maldito diablo.
Te bendecimos Padre Santo.
Te bendecimos Santo Hijo de Dios encarnado.
Te bendecimos Espíritu Santo.
Dios te salve, Maria. Llena eres de gracia: El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres.
Y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Recibe, oh Dios Padre, las llagas divinas de tu Hijo y nuestro querido hermano Jesucristo, que te ofrecemos:
para reconocerte como Dios verdadero y vivo y como Señor de todos y de todo.
para agradecerte por tu gran caridad y providencia hacia nosotros.
para compensar tu Justicia ofendida con el pecado.
para darnos la gracia de servirte con fidelidad y merecer gozar de tu presencia después de nuestra muerte.
Amén.
Apruebo sinceramente todas las obras buenas que se han realizado y se realizarán hasta el fin del mundo.
Desapruebo sinceramente todas las obras malas que se han realizado y se realizarán hasta el fin del mundo.
Perdono sinceramente a todos mis enemigos.
Propongo de hacer todo por un motivo de fe, sin el cual nadie puede agradar a Dios.
Y pido a Dios la gracia de darle el sacrificio de mi voluntad que en su sabiduría me ordena, Él que es verdadero Señor y Padre.