Magister Utinam Sequatur Evangelium Universus Mundus (M.U.S.E.U.M.)
Maestro Divino que el mundo entero siga el Evangelio
Los centros de la Sociedad de la Doctrina Cristiana (SDC) se nutren de cuatro dimensiones principales: comunitaria, contemplativa, formativa y apostólica. Estas cuatro dimensiones actúan como una guía, orientando la vida y el trabajo de los centros en un mundo en constante cambio y ofreciendo un camino de vida a quienes buscan con anhelo conocer el Evangelio de Jesucristo.
La
Dimensión
Comunitaria
El Centro es una comunidad local que pone el acento en la unidad y la fraternidad entre sus miembros, que se apoyan mutuamente para vivir la vocación de la SDC. Inspirada en la vida trinitaria, la comunidad valora el amor y la unidad sincera como signos visibles del discipulado cristiano, contribuyendo a la santidad de sus miembros. El Centro atrae a personas que buscan una vida de virtudes, particularmente la humildad y la mansedumbre, como alternativa a la cultura individualista y narcisista imperante. La diversidad de edad, educación y cualidades enriquece a la comunidad, fomentando un ambiente de colaboración en el que cada miembro contribuye según sus capacidades. Como parte de la gran comunidad de la SDC, el Centro permanece obediente, abierto y dispuesto a discernir cómo preservar el espíritu de la SDC. Esta dimensión contribuye a la misión de acoger a nuevos miembros y sostener a las personas en su camino espiritual.
La
Dimensión
Contemplativa
El Centro, inspirado en la convicción del Fundador de que todo proviene de Dios y a Él se orienta, fomenta una comunidad dedicada a adorar y alabar a Dios. Basados en experiencias personales con lo divino, los miembros se apoyan mutuamente para entregarse de todo corazón a Dios. Profundizando en el silencio y el recogimiento, el Centro se convierte en un espacio sagrado, marcado por la alegría y la paz, donde la oración comunitaria busca la intimidad con Dios. Acogiendo a todos con el saludo de paz de Jesús, desea comunicarles el espíritu de Cristo. A través de las prácticas recibidas, el Centro cultiva una vida contemplativa centrada en la oración, que simboliza la presencia tangible del Hijo de Dios encarnado.
La
Dimensión
Formativa
El Fundador concibió la formación de un grupo de jóvenes comprometidos en la búsqueda de la perfección de la vida cristiana en respuesta a la llamada de Dios. El Centro da prioridad a la formación personal, considerándola vital para el desarrollo de la Sociedad. Las actividades se centran en reforzar la formación de los miembros, candidatos y elegidos. La Asignatura, un componente clave, fomenta el espíritu comunitario y el compromiso. La formación es crucial para que los Candidatos comprendan su idoneidad para la vocación de la SDC, con el Superior guiando su camino. Los elegidos son considerados como un germen de futuros miembros de la SDC y el Centro proporciona los recursos necesarios para la formación permanente, fomentando la participación en actividades formativas más amplias de la SDC.
La
Dimensión
Apostólica
Inspirándose en San Pablo, el Fundador concibió cada centro como una comunidad de miembros formados en la fe cristiana que proclaman el Evangelio a través del apostolado en diversos grupos. El Centro, animado por un espíritu misionero, trabaja incansablemente para difundir el conocimiento y el amor a Jesús. Haciendo hincapié en la catequesis y el compartir la fe, el apostolado tiene como objetivo la sequela Christi y la vivencia de las virtudes. Llevado a cabo con sencillez y espíritu de sacrificio, el apostolado del centro mueve los corazones e impulsa a un esfuerzo regular y constante para ofrecer una verdadera formación. La tarea primordial del Centro consiste en invitar y acoger a las personas, utilizando recursos y espacios adecuados, y buscando activamente nuevas oportunidades para dar a conocer el carisma de la SDC.