Alegrémonos hoy de manera especial, con san Miguel y sus compañeros. Alabémoslos y bendicámoslos porque son fieles servidores de Dios. ¡Alabanza, honor y gloria a San Miguel y a todos los Ángeles fieles, y a Dios por todo lo que les ha hecho!
San Jorge Preca tenía una profunda devoción a San Miguel Arcángel, a quien eligió como Defensor de la Sociedad de la Doctrina Cristiana (SDC). Solía animar a los miembros de la SDC a saludar diariamente a San Miguel con las siguientes palabras:
Salve San Miguel Arcángel,
Salve Príncipe fuerte,
Salve custodio nuestro,
Ruega a Dios por nosotros.
Honor y gloria a ti, oh dulce Miguel Arcángel,
en verdad, grande es tu nombre en todo el mundo.
Por tu nombre se alegran los cielos,
se fortalece la Iglesia en la tierra,
se consuela el purgatorio y tiembla el infierno
con temor antiguo por tu victoria
que jamás se olvida sobre los enemigos de Dios.
Salud y gloria a los Ángeles de Dios,
que están felices en la presencia del Señor; salud y gloria.
Varios acontecimientos en la vida de San Jorge Preca resaltan el importante papel que San Miguel jugó para él. Un ejemplo notable fue una visión que experimentó alrededor de los cinco años, en la que se encontró con un joven vestido como un oficial británico que le entregó un reloj de oro. Más adelante en su vida, San Jorge interpretó este evento simbólicamente, creyendo que el oficial era San Miguel y el reloj representaba el libro de oraciones de los miembros de la SDC, titulado The Watch (El Reloj).
La devoción de Preca por San Miguel quedó aún más demostrada a través de su entusiasta celebración de la fiesta de San Miguel el 29 de septiembre. A menudo instaba a los miembros de la SDC a pasar toda la noche de la vigilia en oración, una práctica que continúa hoy.
El nombre hebreo mîḵā’ēl, que significa ‘quién es como Dios’, todavía resuena en todo el mundo hoy. Que sigamos haciendo eco de esta verdad a través de nuestras palabras y acciones, para que todas las personas reconozcan que no hay nadie por encima de Dios y entreguen humildemente su voluntad a nuestro amoroso Padre Celestial.