Carlo Carretto fue un sacerdote y escritor italiano que se desempeñó como presidente de la Acción Católica. Se unió a los Pequeños Hermanos del Evangelio de Carlos de Foucauld y pasó diez años en soledad en Argelia. Este libro es producto de sus reflexiones durante esa época. En sus páginas encontramos una tierna conversación entre la autora y la Madre María, donde ella responde a las preguntas íntimas planteadas por Carretto. La esencia de su diálogo se puede resumir en la frase: “¡Sí, era más fácil concebirlo (a Jesús) en el cuerpo que aceptarlo en la fe!”.
Para captar este concepto, debemos abandonar la imagen de María representada como reina en el altar y verla como «nuestra hermana», una «niña sencilla, humilde y pobre», desconocida para cualquiera en un lugar apartado, pero » «Tengo la suerte de hablar con los ángeles».
Imagínate que te digan que darás a luz a un niño especial, el Hijo del Altísimo. Ponte en el lugar de María durante la anunciación. Considere el miedo y la posible persecución que podría haber enfrentado, con la posibilidad de que José la acusara frente a los fariseos, lo que llevaría a que ella fuera apedreada. ¿Quién hubiera creído que ella llevaba al Mesías? ¿No crees que el tentador intentó sembrar dudas en su corazón sobre su embarazo divino?
Pero María no hizo caso al tentador. Con la gracia divina que le había sido concedida, se sometió y se hizo eco de las palabras del arcángel Gabriel: «Nada es imposible para Dios» (Lucas 1,37). Ella cuidó, enseñó y creyó en Jesús. Después de soportar los siete dolores, fue recompensada por la Santísima Trinidad con la Asunción, con la coronación como Reina del cielo y de la tierra, y con ser llamada Nuestra Señora. Esto hace eco de las palabras de santa Isabel al conocerla: «Sí, bienaventuradas las que creísteis» (Lucas 1,45).
Carl Zahra
Candidato