La peregrinación a Roma para el Jubileo de los Adolescentes fue, desde el principio, motivo de gran alegría y gratitud. No todos tienen la suerte de participar en un evento como este, que solo se celebra cada veinticinco años. Fue una experiencia sumamente positiva.
Durante la peregrinación, tuve la oportunidad de conocer a varios jóvenes que asisten a la DSI y pude entablar amistad con algunos de ellos. Esto me enseñó que la fe se vive con mayor profundidad y se fortalece cuando se vive en comunidad.
El Jubileo de los Adolescentes, que fue el momento culminante de la peregrinación, resultó ser una experiencia espiritual profundamente conmovedora. Ser testigo de cómo miles de jóvenes de todo el mundo se unían con un propósito común me hizo sentir verdaderamente parte de algo más grande. Un momento particularmente memorable fue cruzar la Puerta del Jubileo y visitar la Basílica de San Pedro. Esa experiencia me dejó una huella imborrable. Pude participar más plenamente en la oración y apreciar los momentos de reflexión que compartimos.
También visitamos Asís y vimos la tumba de Carlo Acutis, quien será declarado santo en las próximas semanas. He leído mucho sobre él y lo tengo en alta estima, especialmente por la fe que logró mantener a pesar de su sufrimiento. Visitamos la iglesia que alberga la tumba de San Francisco de Asís y asistimos a misa en la basílica dedicada a Santa Clara.
Mirando atrás, puedo decir con certeza que fue una experiencia verdaderamente única. Estoy profundamente agradecido al Señor por este tiempo de gracia, compartido con tantos adolescentes malteses y otras personas de todo el mundo.
Señor Dios, te pedimos que bendigas a todos los adolescentes y les concedas la gracia de vivir su fe con valentía, siguiendo el ejemplo de Carlo Acutis, y de ser un testimonio vivo para sus amigos.
Luigi Borg
Centro de la SDC de Lija-Balzan