Oración vespertina a María por el padre Claude Wittock
Oh Virgen, se hace tarde, todo se duerme en la tierra:
Es la hora del descanso. ¡No me abandones!
Pon tu mano sobre mis ojos, como una dulce Madre,
Ciérralos suavemente a las cosas del mundo.
Mi alma está cansada de pensamientos y dolores;
El trabajo me espera, al alcance de la mano.
Pon tu mano en mi frente y quita todas las preocupaciones:
Mi descanso será dulce y bendecido por ti.
Para que mañana tu humilde hijo despierte más fuerte,
Y abraza con alegría la carga del día.
Pon tu mano sobre mi corazón para mantener su mirada fija en Dios,
Y renovó su amor eterno.