Adaptado de Párrafos sobre el Amor hacia el Prójimo
y El Gran Libro de San Jorge Preca
Dios es amor, y el que ama se asemeja al Señor Dios. Pero, ¿cómo debe ser el verdadero amor? ¿Y a quién debemos esforzarnos en imitar?
Sin duda, el mayor modelo de amor es el propio Jesucristo, pues eligió voluntariamente sufrir y morir para salvar a sus hermanos y hermanas humanos de la condenación eterna. Al hacerlo, demostró el amor en su nivel más alto, el de dar la propia vida por el bien de los demás.
Cualquier persona que necesite tu ayuda, ya sea física o espiritualmente, debe ser considerada tu prójimo. Ese es el prójimo que estás llamado a amar. Reconoce en tu prójimo la persona de Jesucristo y trátalo como si estuvieras tratando con Jesús mismo. Recuerda que el Señor Dios considera como hecho a sí mismo todo lo que hacemos por nuestro prójimo, y nos trata como tratamos a nuestro prójimo. De esta manera, cuando lo invoques en tu necesidad, Dios no te dará la espalda.
El amor debe ser:
- Sincero – expresado a través de obras de misericordia.
- Desinteresado – dado sin esperar nada a cambio.
- Universal: abierto a todos.
Así, ama verdaderamente al prójimo, que ama a cada uno sin buscar su propio beneficio y que le ayuda, según sus posibilidades, con actos de misericordia.
Así, aman verdaderamente al prójimo quienes aman a cada persona sin buscar el beneficio personal y la ayudan, según sus capacidades, a través de actos de misericordia.
Cada oportunidad de ayudar y amar al prójimo trae alegría genuina a tu corazón, no tanto por la recompensa que puedas recibir del Señor Dios, sino por el honor espiritual de asemejarte al mismo Señor Dios.