En el mundo visible y familiar, “los cielos proclaman la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1).
En el reino invisible, Jesús transformó lo familiar y visible, “nuestro pan de cada día”, en el misterio de la morada del Dios Eterno.
El mismo Creador de los cielos y la tierra (“En el principio”) pronunció de nuevo, a través de Jesucristo, las palabras de la recreación: “Este es mi Cuerpo, que es entregado por vosotros… esta es mi Sangre de la alianza nueva y eterna…” Escondido en lo cotidiano y familiar se esconde un profundo misterio y gloria que toca todas las dimensiones de la vida.
El Papa Benedicto XVI, en su discurso de 2006 al clero en la Catedral de Varsovia, declaró: “En un mundo donde hay tanto ruido, tanta confusión, existe la necesidad de una adoración silenciosa a Jesús oculto en la Hostia… Es una fuente de consuelo y luz, especialmente para quienes sufren”.
Sin embargo, la Eucaristía no fue el único don de la Última Cena. El sacerdocio también se dio entonces, y la amistad se transformó gracias al nuevo mandato de Jesús de amarnos los unos a los otros. ¿Por qué? Porque: «Después del Santísimo Sacramento, tu prójimo es el objeto más sagrado que se presenta a tus sentidos», como declaró C. S. Lewis en su ensayo, El Peso de la Gloria.
En efecto, la viña del Señor es fragante, y nosotros, sus obreros, tenemos el privilegio de trabajar juntos en amistad con el Dios Eterno. En esta, la boda definitiva, lo invisible resplandece con gloria inmaculada a través del trabajo cotidiano, las relaciones y la comida sencilla, ¡y la Eucaristía!
Llamados a levantarnos, nos apresuramos a unirnos al banquete de la victoria del Señor, donde, mediante el Don y el Misterio de la Eucaristía, nuestra alegría es verdaderamente plena.
“When such as I cast out remorse,
(“Cuando alguien como yo expulsa el remordimiento,)
So great a sweetness flows into the breast:
(una inmensa dulzura fluye en el pecho:)
We must laugh and we must sing!
(¡Debemos reír y cantar!)
We are blessed by everything.
(Todo nos bendice.)
Everything we look upon is blest.”
(Todo lo que contemplamos es bendecido.”)
(W.B.Yeats, Dialogue of Soul and Self (Diálogo del Alma y el Ser))
Ruth D. Lasserter
Amiga de la SDC
Indiana, EE. UU.